viernes, 24 de abril de 2015

Linaje de las hojas (Antología "Universidad Complutense: País de poetas")


                                                                          Do come to Dunsinane"
                                                                                                                                           Macbeth

El exilio ha sosegado nuestro talante.
Descalzos abandonamos el día,
temerosos de pisar su limpio rostro.


"Partirás”, musitó la noche,

cuando el bosque y la ribera  se confundan”.
Nadie supo
si las invasiones
al ritmo del oleaje acompasadas
silentes quimeras traerían,
ávida gorgona
o cenicienta hueste.
El ojo y la sien desgracia latían.
Inconscientes,
ignorando a nuestra espalda los susurros
de las ménades por septiembre conjuradas,
sobre las dunas leíamos efímeros sortilegios,
contemplábamos insomnes
la huella creciente del salitre en la arena.
Cabe los robles,
sigiloso,
el presagiado enemigo danzaba con el viento.



Tan lejano y familiar aquel tiempo.

Medusa encenagada, murmullo
de las silvas: "moraste donde nosotras,
donde habitamos habitaste".
Absortos por la vida lenta del coral,
nada resta del antiguo dolor,
el verbo y la expiación
en fotosíntesis transfigurados.


Mecidos por la marea,

apenas si recordamos
aquellas sombras
que otoño
arruga en nuestras casas.


Nota: El presente poema (enésima reelaboración de un antiguo texto homónimo) ha sido incluido en la 1ª Antología Universidad Complutense: El País de los poetas, presentada en el Paraninfo de la Universidad Complutense el pasado 23 de abril, dentro de la Semana de las Letras. Dado que no pude asistir al acto ni a la correspondiente lectura de poemas, quisiera agradecer aquí a José Manuel Lucía Megías, director de la Semana, la U. Complutense, la Facultad de Filología y Poessible, impulsores del proyecto, mi inclusión en el libro junto a alumnos, profesores y otros miembros de la plataforma Escritores Complutenses. 





sábado, 28 de febrero de 2015

Truco





Sea el rumor airado de las voces, sea 
cada mañana el vértigo, se dijo, 
pero en la culpa hocicar demasiado no es bueno

así que pensó en otras cosas

pensó en un guerrero que prepara fuego para una cabeza
pensó en una ciudad ahíta de banshees y trasgos
pensó en ensalmos

pensó en extrañas formas de vida,
pensó en el cuarzo y en el óxido

pensó en si existía el mal
pensó en si el mal, acaso, habría llegado a lomos de cometa, 
somnoliento bajo el océano 
hasta que un dios indolente lo entregó a los hombres, 
decidió, aturdido, mejor sólo imaginar

imaginó una selva de cristal sobre la que había leído
imaginó una lágrima de obsidiana, un jaguar de obsidiana,
imaginó cervezas frías en bares cálidos
se le velaba la frente

imaginó el velo de Maya
imaginó los perros de la Morrigan

imaginó narvales emergiendo entre hielos árticos

imaginó filos de obsidiana

o quizá pensó que imaginaba.

Tramposo.